Donde muere el alma
En la agonía del día
imaginé el reencuentro.
Apresurado
corrí a la calle
que conduce a la esperanza
y tropecé con tu sombra.
Mis lágrimas
como cristales
recorrieron mi rostro,
viajaron hasta anclarse
en el espacio exacto
donde muere el alma.
Hoy es uno de esos días
Hoy es uno de esos días
en que el frío me llega hasta los huesos.
Extraño el calor que emana de tu ser.
El espejo no dibuja la silueta
de tu espala desnuda,
tampoco refleja el brillo de tus ojos.
¡Te has marchado!
Hoy es uno de esos días
en que siento que el aire me abandona,
un suspiro lo evita.
Palomas revolotean sobre el tejado.
La vida sigue.
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