Quien fuera tú,
poeta de la tierra de las aves,
lluvia fría que llega cansada,
nubes de lomos más grandes,
canto lírico que menea las aguas,
mar, que con tus olas enjuagas,
voz de la poesía temprana,
negra y fecunda tus letras
en el capullo que dejas,
en el manglar un arrullo
sobre el viento que sopla presuroso,
¡Vámonos al Vudú!
fue tu poema o murmullo
que salió de Pijijiapan,
de tus labios sabor a café,
poeta de atardeceres
que tras la ventana viste con fe
pasar lanchas sobre el mar
que en un vaivén te vieron crecer,
naciste entre los capullos,
entre las costas de Echegaray,
lugar de encuentro,
lugar de edad,
donde los pijijis en tu honor
han de cantar,
la melodía de la vida
de tu arte celestial,
que no se acabe la poesía negra,
grito magistral,
canto de amor a Chiapas
es tu fuerza ancestral,
que retiemble la voz
de Armando Duvalier,
entre las fronteras y el mar territorial
que no se acabe la poesía negra,
entre las costas de este mar,
poeta de todos los tiempos,
brújula de todos los templos,
ave de paso, pasando ligera,
entre el otoño y la primavera,
entre el verano que a tus playas llega,
entre los versos negros y la bohemia,
fuiste lampara
que encendió otras lamparas,
fuiste maestro de los poetas,
fuiste aquellas manos
que crearon el alquimismo,
melodía que envuelve
entre el ser de uno mismo,
¡por eso le grito al mundo!
¡poeta de todos los tiempos!
ánfora llena de letras,
luz de luna que penetra
y en las tenues sabanas de tu obra
quiero seguir leyendo
al poeta de Echegaray,
a la voz de Chiapas
en este y en todos los tiempos,
¡por eso le grito al viento¡
has que despunten los rayos
relámpagos de poesía negra,
has que la lluvia se vuelva letra,
¡has que Armando Duvalier,
se vuelva la voz infinita,
de los grandes poetas!
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